Bello Abril

Nos pasan tantas cosas en la vida, que si aparece el sol hay que dejarlo pasar... Abril, otra vez, para que no tengamos soledad. Y las violetas que coronan tu tristeza y las guirnaldas de tu inmensa soledad sos tan hermosa que jamás vas a dejar de brillar así aquí o allá... Sos parecida a los planetas que se mueven por ahí que no podés parar ya nunca de girar... Para que no tengamos soledad... para que no tengamos nunca más soledad... Fito Paez.

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Nombre: Abril Lech
Ubicación: Buenos Aires, Argentina

sábado, agosto 26, 2006

Amargura

(Me fui hasta tu casa a buscar tu diccionario.
Es que "amargura" no figuraba en el mío)

El le dijo "amargura".
Porque la vida en su niñez le había acostumbrado

a menospreciar los sentimientos ajenos.
Lo dijo perverso.
Degradando lo profundo.
Lo repitió dogmático, esa manía de ser en sí mismo la regla y la vara.
Maltratando sin delicadeza. Desvirtuando la esencia.
Lo pronunció convencido en su inteligencia.
Previendo un resultado exitoso con aquella maniobra recurrente.
***
Y ella.
Que a cada palabra le dibujaba alas pintándola de múltiples colores para que bailaran sobre los sonidos del viento.
Que alimentaba las letras con la sal de sus ojos ilusionando sus pasos con los tacones que provoca la pasión.
Que compraba viajes insólitos para los verbos irregulares porque eran quienes recorrían distancias increíbles separando o uniendo, según la ocasión.
Que elegía cuidadosa los vocablos como compañeros de aventuras, entregando a cada uno la mochila de la subsistencia personal.
Que no confundía querer por amar, amar por depender, depender por necesitar, necesitar por extrañar, extrañar por apegarse y apegarse por temor.
Que sacralizaba mágica los términos por sus significantes.
Que sembraba de sonrisas cada frase porque "el habla" era parte del código secreto de su lenguaje.

***
Ella.
Escuchó "amargura".
Y esta vez reconoció.
La manipulación hostil de la calificación latente.
Y dudó.
Entre alegrarse por la huida a tiempo.
O entristecerse aún más.
Es que la codicia es ambigua y en su imprecisión tergiversa los sentimientos.
Intimidante rebaja sentenciando con la convicción de que a su paso ella sentirá el golpe y caerá avergonzada en la degradación.
***
Pero él.
Hace tanto tiempo que ha dejado de mirarla que desconoce su alma.
Y equivoca las lanzas, errando el reto.
Confunde sinsabor con dolor.
Desconsuelo con desengaño.
Disgusto con pena.
Frustración con vulnerabilidad.
Rencor con pérdida.
***
Es que él.
Confunde

Amor con companía.
Satisfacción con placer.
Felicidad con diversión.
Autoestima con egolatría.
Compartir con especular.
Encuentro con presencia física.
Complicidad con comprensión.
***
Es que ella.
No acepta atajos en el proceso.
Elige sumergirse en la realidad de su corazón.

Bendice su tristeza.
Legitima su fragilidad como vaivenes amorosos de su inevitable duelo.
Resplandece en su nostalgia con la valía que su alma daba por lo perdido.
Se conmueve en el compromiso profundo, serena en la entrega de sí misma.
Desafía su paz contra el conformismo y la indiferencia.
***
Que siempre estará él.
Para Confundir.

Fustigar.
Oscurecer.
Decolorar.
Decepcionar.
Defraudar.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Aún hay quien cree que sois sólo una costilla. Y algunos hasta quitan la "t". Sólo un matiz a tu poema-reflexión. La amargura es necesaria. Como parte de la vida. ¿Qué serían de las endivias o la achicoria sin ese puntito amargo? Pero eso, un puntito.

1:00 p.m.  
Blogger Abril Lech said...

Mi Querido Manel...
Tienes esa forma especial de enriquecer mis sutilezas con la mirada del que sabe jugar por más. Tu mirada trasciende.
Yo disfruto.
Es maravilloso...
Gracias...

11:27 p.m.  

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