IV Edición de La noche de los museos

La cosa fue así. Este sábado 6 de Octubre la Dirección General de Museos del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires organizó la Cuarta Edición de la Noche de los Museos, en un fin de semana intenso en Buenos Aires, con múltiples mega eventos de todo tipo, incluyendo la 33a Peregrinación al Santuario de la Virgen de Luján.

Aprovechando la visita de mi amiga venezolana Noris elegimos disfrutar esta fiesta en la que más de cien museos y espacios de arte permanecen abiertos, con entrada gratuita, hasta las dos de la mañana. Cerraba una fiesta en Puerto Madero con Kevin Johansen como invitado especial.

Iniciamos el recorrido en el Museo de Evita. Nuestra amiga había manifestado su deseo de acercarse hasta allí. Quedamos de encontrarnos en ese sitio con mis hijos mayores y el hombre que se encarga actualmente de mimarme sin descanso, los tres hombres retrasados venían en camino.

Tumulto de gente. Varios micros en la puerta y el momento exacto en que el Sr. Jefe de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Telerman, salía del Museo. Comencé a lamentarme que Tommy, mi hijo mayor, no llegara y a convocarlo con varios mensajes de texto. Comparte sus ideas y la forma descontracturada y natural de manejarse con la gente.

Con su mejor sonrisa, dentro de un traje impecable, como un verdadero gentleman, el pobre hombre soportó estoico y sin arrugarse a la que suscribe -o sea yo- quien acercándose como si lo conociera de toda la vida al grito de -"¡Jorge, Jorge!" le hizo numerosos reclamos.

No hablé ni de los baches de las calles, ni del tema gremial del mantenimiento de los museos, ni de los jubilados, ni... No. Le reclamé que nunca le contestaba los comentarios en su Blog a mi hijo Tomás. Ni las cartas. Ni nada.

Le conté también muy por encimita el tema de aquellos mails que recibió de la Sta Lorena Memoli quien lo mandó a la Oficina de empleos cuando el chico (17) se ofreció para colaborar con Telerman en lo que quisiera, derivándolo a un tal Aldo Claudio Gallotti,lo que ofendió a Tommy sobremanera, indignó a mi amiga Laurie (animal político desaprovechado por el momento) y generó en mi pareja la denominación de Memoli como la "máquina de impedir".

Bueno, esto último no lo dije, porque también soy cortés, de vez en cuando. Lo escribo aquí para que conste en actas, de todo lo expuesto doy fe.

Como él es un caballero hizo caso omiso a algunas otras impertinencias que se me escaparon (es mi carácter ariano), incluyendo el comentario elogioso pero intimista acerca de su perfume cuando se encendía el flash. Luego de presentarme a quienes estaban con él me dijo que se iba para el MALBA. Le dije que mandaría a Tom hacia allí, que me recordara. Cumplió.


También saludó con una inclinación de cabeza a mi amiga venezolana presentándose él mismo como "Jorge Telerman, el Jefe de Gobierno de esta ciudad, bienvenida". A lo que la señora que les cuento lanzó un "gracias" ceremonioso y exagerado, seguido por una carcajada.

No le creyó. Pensó que era un actor, amigo mío, que le estaba jugando una broma y entró al museo como si nada. Dos horas mas tarde me reclamaba que "si hubiera sabido me hubiese sacado una foto con él". :-) "Mira si iba a pensar que era un funcionario y estaba así, sin custodia, como uno más, saludando a todo el mundo"

En fin, que indiqué a mis hijos que venían ya en tren hacia el Museo Evita que Telermán los esperaba (a ellos) en el MALBA. Como son adolescentes lo creyeron a pie juntillas y fueron allí a buscarlo sin timidez de ningún tipo. Lo saludaron y pudieron conversar un poco (o mucho, jamás lo sabré a ciencia cierta...)

Volvamos a la calle Lafinur. Casi las nueve de la noche y el Museo a pleno. Noris emocionada recorriendo cada espacio. Admirando la ropa, las fotos, los diarios de la época, tomando conciencia de lo joven que murió esta mujer, a los 33 años.

Afuera el patio español iluminado en la noche, tan bello, ofreciendo como en cada sitio algo para comer y beber. Pero mis hijos mayores nos esperaban.

De allí nos fuimos al MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires), que actualmente cuenta con las exposiciones temporales del escocés Douglas Gordon y el uruguayo Joaquín Torres García. Recuerdo que hubo una época que este museo no estaba incluído en el circuito. Como la entrada es cara es ideal poder visitarlo en este evento.

Muchos pensaron lo mismo. La cola era tan larga que mi grupo se negó a esperar en el frío alegando que ellos ya lo conocían. Por aclamación popular entonces nos dirigimos hacia el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires. Aumentaba el frío. Y como toda oferta un triste telescopio en el Gran Globo cerrado. Un fiasco.

La fila no era menor en la puerta del Museo Nacional de Arte Decorativo, sobre la Avenida Libertador. Dentro no dejaban sacar fotos (esta noche, el resto de los días sí ¿?) al mobiliario, los tapices y la ambientación neoclásica con toques orientales de lo que fuera la Residencia Errázuriz Alvear. Como detalle: una escultura preciosa "La eterna Primavera" de mi amado Augusto Rodin y un cuadro del Greco con un Cristo Sufriente.

Lamentamos llegarnos hasta el Museo Nacional de Bellas Artes y encontrarlo cerrado por un reclamo gremial. Hacía cada vez más frío, estábamos cansados y la carrera F1 empezaba en un ratito, asi que dimos por terminado sin Kevin Johansen, dejamos a Noris en el hotel, al mi hijo "el político" en una fiesta y Andrés con sus abuelos.

Nos esperaba el Gran Premio de China que, como yo anticipé unas horas antes que ocurriera, iba a ser testigo del primer abandono de Hamilton. Pero bue, eso es otra historia...