Perla negra

Esta vez la carrera en Shangai, China, fue tan aburrida que me quedé dormida en la mitad. Para cuando desperté estaban en medio de la conferencia de prensa y no entendía lo que pasó con Felipe Massa, aunque estaba claro y tenía lógica.

Lewis Hamilton ganó. Mantuvo el liderazgo sin sorpresas tal como en lña clasificación y los entrenamientos, triunfando en esta penúltima fecha de la temporada, con 7 puntos de ventajas respecto del resto. Y nadie puede negar que es un excelente piloto.

Más tarde entendí por qué Kimi (¡Qué lindos ojos azules!) recibió la orden de dejar pasar a su compañero de equipo que terminó en segundo puesto conservando así para Felipinho -y por tanto Ferrari- la posibilidad de ser campeón si las cosas no van bien para Lewis la próxima fecha en Brasil, el Gran Premio de Sao Paulo, el próximo 2 de noviembre.

El asturiano Fernando Alonso quedó en cuarto lugar, con la satisfacción de todas maneras de haber sido el ganador de los dos últimas carreras. Ahora sólo espera, según sus propias declaraciones, que el ganador final sea Massa y no quien lo volviera loco el año pasado.

Al inglés le basta terminar entre los cinco primeros el 2 de noviembre para convertirse en el campeón más joven de la F1, con 23 años. Pero nada está dicho. El año pasado tenía 7 puntos de más y sin embargo el Campeón de Interlagos fue Kimi Raikkonen. ¿Quién asegura que esto no vuelva a ocurrir?

La realidad es que con todos sus "truquitos legales" conforme a reglamento, su agresividad para con los otros pilotos y la soberbia manifiesta con que trata a colegas y prensa, son muchos los que murmuran por lo bajo el nombre del brasileño como favorito.

Nada que parezca alterar a Hamilton. No es el triunfo de la popularidad lo que vino a buscar a la Fórmula Uno sino el premio mayor. Por eso tal vez simplemente los ignora a la vez que declara humildemente: “Este es otro paso hacia el campeonato, hacia mi sueño. Dios está de mi lado”.