Mega Intensivo en La I

"TODO LO QUE HAY EN EL UNIVERSO
ESTA EN TU INTERIOR.
BÚSCALO ALLÍ."
Rumi

"Todos tenemos un potencial increíble pero pocos lo llegamos a explorar. Todos somos capaces de volar, de transformar nuestras vidas en una plena, inspiradora y apasionante..."
Así comienza la carta que la Fundación Isha Educando para la Paz nos entrega ni bien llegamos a La I, el Spa de Conciencia que tiene en Costa Azul. Uruguay.

Y mientras vamos completando los datos de registración los maestros nos miman y atienden cargando nuestros bolsos, preguntando por el viaje, alcanzándonos algo para tomar o comer, según el caso. Al tiempo que nos entregan una hojita donde detalladamente se describen las actividades y sus horarios.

Mi primer visita al Centro La I, en septiembre de 2008, guardaba mucho dolor. La angustia de quien ve contraer matrimonio a su primer novio, su primer marido y el padre de sus hijos. La confirmación del intuido desamor en el rápido abandono del proyecto familiar, tuvo un impacto fortísimo en mi.

En La I dejé de abandonarme buscando el amor fuera de mí y me abracé con todas mis fuerzas, sanando cada una de mis partes, alejando de mi esencia tanta basura emocional. Por eso el regreso este enero. Y el crecimiento profundo e intensivo en este Mega Encuentro de los Estudiantes de Isha de todas las partes del mundo.

Me tocó compartir mi cuarto con Ana de Francia y Laura de Argentina. De mis compañeras -ambas con problemas de audición- aprendí lo necesario que es escuchar mi voz interior antes que las del resto del mundo. Voces externas que aprueban o desaprueban según su propios sentimientos, creencias y opiniones.

Lo que los otros seres dicen de nosotros refiere a su propia manera de ver el mundo y sus pensamientos se relacionan con ellos mismos. Aquello del Segundo Acuerdo Tolteca que menciona Miguel Ruiz, No te tomes nada personalmente. Que yo olvido cada tanto otorgando valor de sentencia a palabras de otras personas. Y que mi hijo Tommy me recuerda en constante una y mil veces.

El día en el Megaintensivo comenzaba a las siete de la mañana con clases de Chi Kung, para luego saludarnos todos en el desayuno de las ocho. A las nueve ya estábamos entrando profundamente en la experiencia de paz, a través de la unificación.

La práctica en grupo se realiza en mullidas colchonetas distribuidas a lo largo del salón alfombrado. La vibración energética que se va generando es fácilmente perceptible. Intensa. Se repite luego del almuerzo totalizando unas seis horas aproximadamente, va expandiendo la conciencia al tiempo que acelera la autosanación de cuerpo, mente y emociones.

En honor a la verdad la unificación de la tarde durante el Mega la realicé siempre en la playa, al sol, en unión profunda con la naturaleza, nutriéndome de la energía marina arrullada por el sonido de las olas en constante fluir. Para mí fue una experiencia maravillosa.

Al mediodía es hora de los Darshans con Isha. Una hora en la que ella va contestando nuestras preguntas acerca de temas como la vulnerabilidad, la expresión de las emociones en el proceso de sanación, la experimentación de lo divino en la experiencia humana, el amor incondicional, los apegos, la libertad absoluta, la iluminación, el despertar, etc.

Al Darshan le sigue un almuerzo exquisito preparado por alguno de los maestros. A veces Rashas. No tengo palabras. De corte vegetariano, arcoiris de sabores y colores, son servidos en la carpa enorme que nos congrega. es momento de compartirse en la charla.

El ejercicio físico es una parte importante dentro del programa. Maitreya es el maestro encargado de guiar una hora de aerobox luego de la meditación consciente con ojos abiertos de las cinco de la tarde. Una vez terminada la sesión de trompadas y patadas al aire hay tiempo para compartir antes de la cena, que al mejor estilo europeo o norteamericano está planeada para las 19.30 hs.

Cada noche termina con una reunión grupal que condensa en sí misma las expresiones de sanación emocional que uno pudo haber realizado a lo largo del día en forma individual. Expuestas ahora en lo comunitario, compartiendo y aprendiendo de aquello que los otros nos espejan. Es un momento especial, a veces agotador, donde en el otro reconocemos aquello que en nosotros rechazamos, permitiéndonos al verlas en el afuera ir soltándolas, aceptándolas y amándolas.

También hubo fiesta. Fue el sábado 24, luego de una Darshan nocturno. Isha nos dejó con la música, los globos y el baile en la carpa donde junto a los maestros bailamos y nos divertímos muchísimo.

La gente de Brasil al son de su Carnaval, el caribe con la salsa y Surya & Devi bailando tango.

Y no faltó la pizza con cerveza luego del baile, en un barcito frente al mar, en la rambla costera, para seguir disfrutando juntos.

Una oportunidad única que pude regalarme y que me devolvió a mi Buenos Aires querido con una inmensa sensación de paz, de plenitud, de dicha profunda. La felicidad que sentí en estas extensas jornadas fue de tal magnitud que cerca del último día mientras iba al súper de Costa Azul en busca de alguna tontera pude sentir en forma súbita y espontánea -no pensar, ni repetir en frase hecha- un profundo agradecimiento.

Mi corazón agradeció aquella situación que vivencié como una huída de mi ex esposo del hogar conyugal y del país, la maravillosa relación con Jose que no prosperó, ambas situaciones me permitieron experimentar este regalo que no hubiera conocido de otra forma. Con un adicional inesperado. El reencuentro amoroso con seres de otros pasados y nuevos lazos profundos creados en este presente. En conciencia.

Apenas un final para agradecer el cariño y el cuidado inmenso de los maestros que, disponibles las 24 horas, nos escucharon, nos ayudaron a expresar, nos enseñaron a golpear, gritar, confrontar, sentir, ir hacia adentro... facilitando así la limpieza de la energía estancada, soltando viejas convicciones, las emociones bloqueadas acompañándonos a todos con inmenso amor en este rendirse al momento presente del aquí y el ahora.

En forma especial a Shánkara que me abrazó con un amor inmenso en la expresión de la mañana cuando yo más lo necesitaba al tiempo que insitía en que me amase tal como era. Surya que fue luz en mis tinieblas con sus palabras, Devi que mima con ternura a lo largo del día, Rashas en el meeting nocturno, Tantra llevando mis valijas bajo la lluvia hasta el bus y prendiendo el Círculo de entrada para las fotos finales, Pharvatti con paciencia infinita mostrándome el camino y enseñándome a golpear...

Satya con vida y sus cuentos, Rama en silencio fecundo, Lakshmi pura alegría, Shiva la entrega en la imagen retenida, Maitreya con las clases de gym, Ishany con su servicio permanente y las clases de Chi Kung (con la salvedad que nos echaba de las sobremesa y nos mandaba a unificar o expresar! :-)) Y por supuesto Durga e Isha con un amor inmenso e incondicional.

Creo que mi regreso a la I se impone. El trabajo interno es cotidiano y continua aquí en mi hogar interior. Sentir sin juzgar. Dejar fluir los pensamientos. Anclarse profundo para extender la experiencia de conciencia. Que enriquece, libera, y transforma esta experiencia humana en una vivencia de dicha permanente.